JUAN SEBASTIÁN SENDOYA
El cielo se oscurece de repente. Una anomalía en la alta atmósfera oscurece los cielos y entre la oscuridad se presenta una luz mortecina y ominosa. Caos, oleadas de frío mortal, hipernoches: un golpe mortal para el mundo. Con el fin del ciclo de día y noche, la mente de los supervivientes empieza a romperse y sus recuerdos se pierden en una maraña de fragmentos opacos que no llevan a otra cosa que la muerte. El cielo está destruido, el mundo ha llegado a su fin y para quienes sobrevivieron, parece no haber solución.