TOMAS IBÁÑEZ
El contexto social, político, ideológico, tecnológico y económico que presidió al nacimiento del anarquismo político en el siglo 19 ha dejado ciertas huellas en él y explica algunos de sus rasgos, pero también es obvio que ese contexto ha cambiado de forma tan drástica que muy poco tiene que ver con el contexto actual. Eso significa que los rasgos que heredó de aquel contexto ya no son pertinentes en la época actual. Si el anarquismo vivo, aquel que no se aloja exclusivamente entre las páginas de los libros canónicos no ha cambiado en equivalente medida al cambio que ha experimentado el contexto actual respeto del de hace siglo y medio difícilmente puede estar en conexión con el contexto actual, con las luchas que lo atraviesan y con las ideas que lo agitan. La extraordinaria creatividad del anarquismo a finales del siglo 19, una creatividad que le llevó incluso a inventarse a sí mismo, se debió a que estaba íntimamente insertado en las luchas y en los debates de ideas que se correspondían con aquel contexto. La extraordinaria creatividad del anarquismo a finales del siglo 19, una creatividad que le llevó incluso a inventarse a sí mismo, se debió a que estaba íntimamente insertado en las luchas y en los debates de ideas que se correspondían con aquel contexto. La señal de que hoy ya no lo está es que ese potencial innovador está ausente, y que el anarquismo actual, eso es grave, repite más que crea, repite más que inventa. Se hace pues imprescindible emprender la deconstrucción del anarquismo para sacar a la luz y acotar lo que le está lastrando y, de esa forma poder actualizarlo.