JOSÉ MARTÍ
Dolor infinito debía ser el único nombre de estas páginas.
Dolor infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los dolores,
el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas que no se borrarán jamás.
Nace con un pedazo de hierro; arrastra consigo este mundo misterioso que agita cada
corazón; crece nutrido de todas las penas sombrías, y rueda, al fin, aumentado con todas
las lágrimas abrasadoras.
Dante no estuvo en presidio.
Si hubiera sentido desplomarse sobre su cerebro las bóvedas oscuras de aquel tormento
de la vida, hubiera desistido de pintar su Infierno. Las hubiera copiado, y lo hubiera
pintado mejor.
Si existiera el Dios providente, y lo hubiera visto, con la una mano se habría cubierto el
rostro, y con la otra habría hecho rodar al abismo aquella negación de Dios.